Isla margarita, carnaval y no más dólar.

Cuando apenas llegamos a isla margarita fuimos a un poblado a 2 hs del centro de la isla porque ahí teníamos un couchsurfing. Cuando llegamos a su casa, el vivía con su madre y nos dijo que dormiríamos en el patio de la casa en nuestras hamacas. Genial, el único problema eran los mosquitos y que ninguna farmacia tenia repelentes  (En Venezuela hay faltante de un montón de medicina) pero nos funcionó la ropa larga y ahumarnos con coco quemado.
El host, Oney estaba lesionado en su pierna pero aún así esa noche nos llevó a unos bares muy buenos donde nos gastamos la poca plata que nos quedaba. Pensábamos que podríamos cambiar al otro día pero no tuvimos en cuenta que era carnaval, por lo que Oney nos prestó plata para comprar alcohol e ir a la playa donde sabíamos había una fiesta. La caminata se hizo de 3 horas, cuando llegamos nos quedaba media botella y el sol ya se había ido y pronto la fiesta terminó. Como siempre, nos hicimos amigos de gente que estaba ahí bailando. Y todos los decían que era muy peligroso caminar en la noche hacia la casa por lo que nos ofrecieron dormir en un bar en la playa. El chileno fue a dormir primero y yo me quedé hablando en la playa con los amigos. Cuando fuimos al bar el chileno no estaba, yo pensaba que había ido a dormir a algún lugar más cómodo y que volvería cuando salga el sol pero eso no pasó. Yo volví a la casa del couchsurfer con una amiga que también estaba muy preocupada y cuando llegamos resulta que el chileno había tenido problemas con la policía por no tener su cédula y la policía le había robado dinero. El couchsurfer estaba muy enojado porque había llegado en la noche, con la policía, a buscar su cédula de identidad. Sumado a eso no conseguiamos donde cambiar dólares por lo que gastamos lo último de lo que nos habían prestado en ir hasta playa el agua, una playa para gente con mucha plata y ahí conseguimos cambiar pero basándonos en perjuicios y hablando en inglés un extranjero nos cambió a muy bajo precio, cosa que nos ayudó mucho pero solo alcanzaba para devolverle al host, irnos, comer y dormir. Nos fuimos a Porlamar que es el centro, donde el ambiente no invitaba a salir por lo que comimos en la puerta del hotel y tomamos unas cervezas dentro. El hotel era gigante y encima esa noche hubo una pelea, daba un poco de miedo pero estábamos encerrados.. al otro día conseguimos cambiar EL billete de 100 dólares en un local de electrónica de los árabes y aunque seguimos gastando lo menos posible, la vida era más tranquila. El dinero no es todo, en realidad no es nada eso estaba claro, siempre el problema se soluciona pero nunca antes había tenido una cama llena de billetes...


Entradas populares de este blog

Chuao, un paraiso que todo lo tiene.

Bienvenidxs a Paraná!