Incahuasi, Casa del Inca

En Julio de 2014 me sumé a la idea de Gonza, Santi y Leri de viajar por Latinoamerica. Salimos de Santa Fe un 27 de Junio, con un viaje bastante organizado pero abierto a todo. La idea de ser completamente autonomos nos daba la seguridad de que en cualquier lado podiamos armar la carpa y prender el fuego. Economicamente estabamos bien, por eso no nos negamos nuestros lujos. Pero como siempre, los principios de viaje son donde menos se gasta...
Todos nos decian que Bolivia era un pais muy barato, se vive rico y con poco dinero. Poco si venis del exterior, obvio. Tambien decian que podia no gustarnos la comida. El frio que hace por la noche. Las rutas de tierra. Nos decian..
Cruzamos la frontera La Quiaca - Villazon. En el punto mas al norte del país, hay un puente que en la mitad tiene una franja amarilla en el piso. Absolutamente nada cambia de un lado de la franja al otro. En realidad cambia el pais. Pero las casas son iguales, el habla es igual, las costumbres son iguales y hasta se puede comprar en peso argentinos o bolivianos indiferentemente.
Las 8 horas que nos habian dicho que duraba el viaje se hicieron 10 y media y parecieron 100 horas enteras. Resulta que de Villazon a Uyuni tenes un largo camino de montaña que atravezar. Y el camino de montaña no parecia seguro, y tampoco ibamos despacio. Básicamente el colectivo parecia que lo único sano era el estereo con cumbias argentinas de todas las épocas. Las ventanas con suerte las abrias y te la aguantas si no cierra.
Salimos de Villazon a las 8.30 hs. Al mediodia hicimos una parada en medio de la montaña, en una especie de valle. Habia varios puestitos que nos estaban esperando y varias casas de gente que se ve que trabajaba en la montaña, en alguna mina quizas.  Para la comida tenian para ofrecernos bife de llama con arroz que estaba muy rico, a pesar que nos lo vendieron en una bolsa y no teniamos cubiertos.


Fue chistoso cuando, en mitad de la montaña teniamos ganas de hacer pis y tuvimos que pedirle al chofer que pare, bajó todo el colectivos menos una gringa, que se avergonzaba (pero tambien se meaba). No fue chistoso cuando se empezaron a acumular los olores de los cuerpos transpirados por el sol de la montaña con el frio de ese mismo sol que ya se iba. Y de pronto, el colectivo se detuvo y el chofer nos dijo que habia una tormenta de arena y hariamos otro camino por lo que debiamos poner mas plata. Excepto los turistas, todos se quejaban del aumento. Y el problema se resolvió cuando el señor del fondo gritó que la empresa era responsable porque nosotros ya pagamos el boleto. Y el chofer siguió manejando. Aunque a los pocos metros finjió que se rompia el cole.

Llegamos a Uyuni y nos pagamos un hotel con agua caliente. Pero al otro dia fuimos caminando con todas las mochilas a acampar en el cementerio de trenes. No caminamos demasiado, fue facil llegar sin pagar el tour, pero a la noche no queda absolutamente nada ni nadie. Por mas que es de trenes, pasar la noche en ese cementerio da miedo. Dormimos con todo el abrigo puesto, hasta guantes y gorros. Esa noche se congeló el bidón de agua y las mandarinas. Pero así fue el amanecer:




El primer lugar en esa mágica lista que le habian pasado a Gonza era la Isla Incahuasi. Los pack turisticos vendian el tour de 3 dias para llegar a ahi, pero en la lista nos pasaban otra forma. Seguimos las indicaciones: sacar pasaje a Llica, pedirle al chofer que se desvie para que nos bajemos nosotros, mandar saludos a Alfredo y Aurelia.
Y Alfredo y Aurelia nos recibieron como si nos conocieran o nos estuvieran esperando. Nos explicaron que se llama isla porque es el unico pedazo donde hay vida entre la sal. Y vida no se referian a vida humana, sino a los cactus de todos los tamaños. Tambien nos contaron que la isla desde hacia poco era un parque nacional y solo se podia visitar en tour, que no se podia acampar pero aun asi nos prestaron su vieja casa (literalmente era una cueva en la piedra).
Toda la tarde recorrimos la isla, medios encubiertos para que el policia/guardaparques no nos reconociera.
Junto con el sol desaparecen las 4x4 y los turistas. La isla en medio del kilometrico salar se vuelve un paraiso de tranquilidad. Nunca en mi vida volví a ver de esa manera el cielo, con estrellas, constelaciones y nebulosas. Hicimos un fuego y aunque parecia que era la noche profunda, nos dormimos muy temprano.
Al otro dia a las 6 AM estabamos esperando el colectivo para avisarle que a la vuelta nos busque. Tapados enteros, metidos dentro de la bolsa de dormir. Pasaron las horas y el colectivo no llegaba, pero Aurelia nos decia que Alfredo venia en ese bus. Ella estaba tan preocupada como segura y confiada de que Alfredo llegaria porque traia gas y comida.
A las 14 hs volvimos a seguir esperando el colectivo, pero ya con las mochilas listas para subirnos e ir a donde nos lleven. La policia ya nos descubrió y nos obligaba a irnos. Pero el bus no venia, y no teniamos otra forma de irnos.
El colectivo llego a las 21 y venia lleno. Pero aun asi nos subieron, y fuimos los unicos extranjeros en ese colectivo una vez mas. Llegamos a Llica a las 22 hs, no existian los hoteles. Pedimos permiso y nos dejaron dormir arriba del colectivo. Que si no tuviera ruedas podria jurar que era una heladera.
Debemos ser de los pocos turistas que llegaron a Llica. Entonces era un pueblo de calles de tierra, mucho viento, mucho frio, sin hoteles y solo alquiler de duchas fria. Lo que si llamaba la atencion eran los carteles pidiendo cuidar lo que era de todos, la tierra y no contaminar.

Gonza, Aurelia, Yo, Alfredo, Leri y Gun cuando llegó Alfredo y nos fuimos nosotros.
 Máximo respeto a la hora de pedir sacarse una foto. 

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